Me inunda tu olor, intenso,
en las gotas de lluvia al amanecer.
Casi me estallan las
meninges el día que una chica me pidió que la olvidara. Quizás lo dijo en
serio, quizá en broma. O puede que ninguna de ambas y lo dijera por decir, como
cuando dices frases hechas que ya ni piensas. En cualquier caso, yo cerré los
ojos y me concentré. Podría haber meditado acerca del devenir del ser, de lo
que dijo Zaratustra o de por qué la tele pública sigue teniendo audiencia, y aún así me
hubieran dolido menos las sinapsis. Decidido a no pensar más en ella, no me la
quité de la cabeza.
Igual que cuando te dicen que no mires, y vas y miras.
Volví a ella como un
niño con un suspenso. Y ahí quedo la cosa, aunque no por mucho tiempo. Como
buen hombre que soy, inestable y pecador, se me encomendó de nuevo tal ardua
tarea, y ni tres segundos tardé en volver a desistir. Prometo que lo intenté, como
intentas volar agitando los brazos de pequeño, y decides que no se puede. Tonto me parecí al darme
cuenta de que no hay hombre más feliz que aquel con memoria selectiva, y lo
bueno tiende a ser siempre recordado.
1 comentario:
gracias por recordarme que tambien hay buenos momentos!!!!
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