Samuel M. Parker
Soy todos aquellos que he conocido y que
conoceré,
soy la vida que me ha tocado y la que me tocará
Nada es mío, todo es importado, y siempre está
de paso.
Ya
estaba aquí antes de ser consciente de ello, ya tenía un pase de primera clase
abordo de un paquete urgente con un sello de "frágil, emocional e
imprevisible" dirección La Vida antes incluso de ser él. No sabía por qué,
no sabía cómo, y nunca obtendría respuestas. De modo que se dispuso a caminar
como se disponen a emigrar las golondrinas, autómatas, cada invierno; sin rumbo
y sin norte, sin oficio ni beneficio, sin identidad. Y se dejó llevar, se meció
con el viento y se sumergió con las corrientes bajo el mar; encalló en
arrecifes en tormenta y se derritió cuando, iluso, se acercó demasiado al sol.
Se vio, preocupante e inevitablemente, sumido en una marea de miles de millones
de vidas, de miles de millones de personas que eran igual que él, que sentían y
padecían como él, que no tenían respuestas como él, y que, en realidad, eran la
misma persona que él.